Hace algún tiempo cuando era más joven soñaba con tierras lejanas, otros continentes, ahora emigrante sueño con tierras que me recuerden mis raíces, mi amada Venezuela. Siempre estuve tan cerca de Colombia y sólo ahora tuve la oportunidad de descubrir Bogotá.
Entre caos y lloviznas constantes la ciudad nos da la bienvenida, cerros orientales y un tejido de vías principales y calles tejen el hermoso paisaje urbano que es la ciudad de Bogotá. Así como es extensa la ciudad son extensas las opciones de recreación y esparcimiento. Bogotá me recuerda mi amada Caracas, aunque mucho más grande claro, bueno la verdad es que yo siempre encuentro alguna semejanza con mi tierra, y pues con los hermanos colombianos no es difícil conseguir semejanzas y afinidades.
Estuvimos 5 días en la ciudad, realmente no fueron suficiente para visitar y conocer todos los lugares que quería, digamos que fue un abreboca para quedarnos con muchas ganas de volver.
En Bogotá no es fácil moverse por el tráfico caótico, los taxis son una buena opción y el Transmilenio también puede considerarse una opción práctica y rápida para moverse, la verdad no considero una opción alquilar un auto para moverse en la Ciudad.
El primer día se nos fue con la entrada en el hotel y un pequeño paseo por Usaquén. Ya el segundo día nos fuimos al centro de la ciudad, zona la Candelaria, visitamos la Plaza Bolívar con El Capitolio o Congreso de la República, de estilo griego; la Catedral Primada y la Capilla del Sagrario, majestuosas construcciones de estilo neoclásico; el Edificio Liévano de estilo francés, sede de la Alcaldía; y el Palacio de Justicia, que es la edificación más reciente debido a diferentes hechos políticos que han destruido este edificio y marcado la historia del país. Al centro una estatua de Simón Bolívar. El encanto de esta plaza es este majestuoso marco arquitectónico.
Visitamos también el Museo Histórico de la Policía Nacional atraídos por un policía que nos aseguró ver parte de las armas y objetos decomisados al narcotraficante más famoso del mundo, sólo que el sótano y el piso 4 del museo está deshabilitado por remodelación y es allí donde se encuentra parte de esa historia.
De todas las opciones decidimos ir al Museo Botero, hermosa y atractiva colección de Botero y de otros artistas internacionales, obras donadas por el mismo, una colección invaluable. Un verdadero deleite artístico, este museo debe considerarse parada obligada en Bogotá. Abre todos los días excepto los martes. Entrada gratuita.
Viajando con una niña hay que considerar alguna actividad para los más pequeños, y las posibilidades para niños también es extensa, entre todas, nos decidimos por el Planetario y la verdad fue una excelente opción. Los niños observan y participan en algunos experimentos, luego pasan a la sala principal donde hay varias actividades y explicaciones de algunos fenómenos del universo, luego en otra sala hacen la proyección de estrellas, muestran como reconocer las diferentes constelaciones. Es un espectáculo que realmente disfrutan los pequeños y también los adultos. Al salir un extraordinario Galileo Galilei llama la atención de los niños, con la magia del juego y la creatividad nos acerca al mágico mundo de la astronomía.
1 comentario:
Espero que sigas teniendo muchos viajes para seguir leyendo tus relatos llenos de tips ...
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