El hombre siempre se ha interesado en representar nuestro entorno; bien sea a través de mensajes escritos, orales o visuales. La fotografía posee la bondad de reproducir “la realidad” sin calcarla. Al mismo tiempo tiene la bondad de sellar lo perdurable en una imagen. En la memoria hay un sitio donde guardamos todo lo que no se desvanece, lo que vive en el tiempo, lo que guarda relación afectiva y viva con nosotros mismos. Mary Russell Mitford, describe “Desearía poseer algo que me recordara a todo lo que me es querido en este mundo…preferiría guardar un recuerdo de alguien que a quien hubiera amado intensamente a todo lo demás noble que un artista hubiera podido producir”.
Una foto puede ser hogar de vidas ya que la vida es un viaje. En las típicas fotos del viajero hay nuevos paisajes, colores, costumbres y rostros que habitan la ciudad. Estas 12 fotos fueron tomadas en Italia entre junio y diciembre del 2009 .Consiste en una serie de retratos de ventanas, rostros y paisajes. Las ventanas en Italia poseen particular importancia. En Toscana, suelen realizarse calendarios de puertas y ventanas y en Spello, una ciudad de la Región Umbria, se realizan concursos anualmente para elegir la ventana más floreada y original. En el viaje dialogamos con los rostros de personas desconocidas que encontramos en los bares, parques, trenes y calles, rostros que son ventanas hacia un mundo nuevo, porque detrás de los ojos hay siempre un paisaje que al encontrarse con los nuestros se transforma en otro, en uno menos desconocido.
Así como para Hemingway París es y será una fiesta que no se acaba nunca, una ciudad que lo persiguió y acompañó. Roma fue para Goethe la ciudad en la que aprendió el verdadero significado de ser un hombre. En “Viaje a Italia”, cuenta que nunca antes, en ningún otro lugar, había estado rodeado de tanta felicidad. “ Yo quiero ver a Roma, a la ciudad que permanece, no aquella que se desvanece con el transcurrir de los decenios”. Viajar es visitar tierras extrañas donde eres un desconocido para todos y para ti mismo también, donde se roza” al otro”, aunque sea necesario desdibujarse y renunciar un poco a lo que “somos”. Viajar es estar entre burbujas de jabón que se resbalan y traspasan el azul del cielo para llevarnos a otro viaje, a uno interior. Un viaje largo que va hacia nosotros mismo a través del descubrimiento de todo lo que nos rodea y que al final forma parte de nosotros también. Dante, por ejemplo, en la Divina Commedia hace también un viaje, una peregrinación que desciende al inframundo, pero que no baja ni sube, sino que va hacia sí mismo. Va dentro de él, porque allí está lo sucio, lo horrible, lo atroz, pero también está lo hermoso, la necesidad de la fe, la imaginación, la alegría y el amor que hay en todos los seres humanos. Hay otros viajes que además de largos están llenos de espinas e infortunios, recordemos el caso de Ulises y su Ítaca. Viajes que nos enseñan el valor real de las cosas, de las cosas que son verdaderamente importantes, las cosas de siempre, las pequeñas grandes cosas que nos enseñan a descubrir el significado de nuestra existencia con cada día.
Daniela Colmenares.
2 comentarios:
Hola Cecilia
impresionante texto, y desde luego podemos decir que una imagen vale mas que mil palabras
gracias por compartirlo
besos
hola que tal! permítame felicitarlo por su excelente blog, quisiera agregarlo en mi blog de Viajes .Estoy seguro que su blog sería de mucho interés para mis visitantes !.A cambio le agradecería si pudiera agregar un pequeño link hacia mi blog y asi ayudarnos mutuamente.Si está interesado porfavor sírvase a contactarme jenifer05.06@gmail.com
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