
El ambiente es super agradable y acogedor, el menú se encuentra en las paredes del local, el personal es amable. La comida es de otro nivel, realmente vale la pena sobre todo si quieres sorprender a alguien, disfrutar de algo realmente especial o descubrir un pedacito de gastronomía francesa a la vuelta de la esquina.

Me tocó probar la hamburguesa francesa que escogió mi hija de 5 años, La carne cocida a la perfección, cebollas caramelizadas, rúcula y una mantequilla de tartufo que le quedaba de mil maravillas, se me hace agua la boca de solo recordarla.
Probamos también Pollo Sakay, quizás no muy francés pero estaba delicioso y unas croquetas de papás riquísimas. Faltaron las Ostras que se habían agotado, pero Fabien siempre está sorprendiéndonos desde su cocina. La elección de platos es variada, tienen pollo, pato, langostinos, ostras, foie gras, hamburguesa, carne, el menú cambia constantemente y hay una gran variedad de vinos, champagne, cerveza, etc.
